Insufrible? Really?
Bueno, esta chica hablaba español, pero no sé de dónde era, un acento extraño,
y lo más loco, su texto era totalmente fuera de registro para alguien tan
joven. ¿Problemas de espalda? ¿De cintura? ¿Se tiene que poner un inflable para
estar sentada? Oh-my-god! Me dio pena. De ninguna manera iba a cambiar a I. de
lugar. Se lo pregunté, pero sabía que no iba a querer. Le pedí que no moviera
la mesa, que a la chica (señora mayor camuflada) de adelante le molestaba. El caso es que esa
chica-vieja se había cambiado de lugar, sí, se había movido de su asiento
asignado, estaba sentada donde no tenía que estar. Había querido estar más cómoda
porque el asiento de al lado estaba vacío. Me dio pena otra vez, mezclada con
un poco de alegría por la justicia poética. Tanto malestar, tanta preocupación,
tanto inflable para seguir incómoda.
Por supuesto,
inmediatamente después de decirle que no jugara con la mesa, I. tuvo muchas más
ganas de hacerlo y empezó a patalear. Traté de que no lo hiciera sobre el
respaldo que tenía delante.